Ruta por Cantabria de una semana. Qué ver en Cantabria en una semana.

He estado recientemente en Cantabria, un destino que ya conocía de años atrás, pero que encantó. Por ese motivo, este año he vuelto para hacer una ruta por Cantabria de una semana, y poder conocer mejor, algunos de los lugares que guarda.

Si estás buscando qué ver o qué hacer en Cantabria durante una semana, o símplemente te apetece hacerte una ruta por el Norte, échale un vistazo a esta ruta por Cantabria de una semana. Estoy seguro que te gustará, y es que escaparse a Cantabria, es siempre un planazo.

Sin más, esta es la ruta por Cantabria de una semana, y que tras recorrerla, podría repetir tal cual sin duda alguna. Para la ruta, elegimos dos centros de operaciones donde dormiríamos, y en torno a los cuales nos moveríamos. Fueron tres noches en cada uno de ellos (Potes por un lado, y Santillana del mar por el otro) y la ruta la hicimos contando en ver también cosas tanto en el día que llegábamos como durante el día de regreso.

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Ahora si, esta es la ruta por Cantabria de una semana que hicimos:

Día 1. Fontibre-PN Saja-Besaya- Bárcena Mayor

La entrada a Cantabria la hicimos por las inmediaciones de Fontibre, por lo que la primera parada estaba clara: el nacimiento del río Ebro, un pequeño espacio natural bastante curioso por el que se puede dar un perfecto paseo, hasta llegar a la estatua de la Virgen que marca el nacimiento del Ebro.

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El siguiente tramo de la ruta era el Parque Natural de Saja-Besaya, el espacio natural más grande de Cantabria y que es uno de los lugares con mayor valor paisajístico y ecológico de Cantabria.

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La mejor forma de terminar de conocer este lugar, es acabando la ruta en Bárcena Mayor, uno de los pueblos más bonitos de España y la localidad principal de esta zona de Saja-Besaya. Un pequeño pueblo lleno de casas típicas montañesas por el que es una gozada caminar. Tras Bárcena-Mayor, vamos a Potes, donde dormimos.

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Día 2. Potes-Fuente Dé-Mogrovejo-Camaleño-Desfiladero de la Hermida-Bejes

Potes es uno de los pueblos más bonitos que hay en la zona de los Picos de Europa. Recorrer su casco viejo y dar un paseo por el río son algunas de las cosas imprescindibles que hacer allí. La localidad es una localidad de montaña, no demasiado grande, y puede verse con facilidad en pocas horas.

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A las afueras de Potes se encuentra el Monasterio Santo Toribio de Liébana y la ermita de San Miguel, dos de las visitas típicas de la zona que también decidimos hacer.

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Tras la visita a Potes y a las iglesias, tocaba el turno de la actividad estrella del día: Subir en el teleférico de Fuente Dé, y disfrutar de un pequeño treeking por los Picos de Europa. La verdad que la vista desde lo alto es una maravilla, aunque armaros de paciencia, porque si vais en pleno verano, es muy posible que tengáis que esperar vuestro turno para subir al teleférico. (A nosotros nos costó 2,30 horas de espera). El precio que se paga por subir se compensa más que de sobra con las vistas y paisajes del lugar.

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Una vez que bajamos de Fuente Dé, aún nos quedó tiempo para acercarnos a ver algunos de los pueblos más bonitos de la zona, como son Mogrovejo o Camaleño, y a cruzar el famoso desfiladero de la Hermida para acercarnos a conocer la iglesia de Santa María de Lebeña, otra de las joyas que esta zona de Cantabria esconde.

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Acabamos el día en Bejes, otro de los pueblos típicos cántabros de montaña. Un pequeño pueblo de la comarca de Liébana enclavado en lo alto de la montaña y desde el que hay unas bonitas vistas del valle.

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Día 3. Tudes-Cades-Carmona-Ruente-Riocorvo-Cartes-Secuoyas de Cabezón de la Sal-Tudanca

Al quedarnos tan estupefactos con la belleza de los pequeños pueblos de la zona, este día lo dedicamos en su mayoría a recorrer algunos de los pueblos más bonitos de Cantabria. Empezamos el recorrido visitando Tudes, un pequeño pueblo de montaña que recibió el premio a pueblo de Cantabria en 2010, y que está muy cerca de Potes.

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Nuestro recorrido nos llevó hasta Cades, para visitar su ferrería, y a Carmona, una joya de pueblo montañés, sencillamente precioso, y uno de los que más nos gustaron de toda nuestra ruta por Cantabria.

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La parada técnica para comer y probar algo de gastronomía típica de Cantabria, la hicimos coincidir con nuestra visita a Ruente, para visitar su famosa Fuentona y conocer algo más sobre las leyendas de ninfas que rodean el lugar.

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La tarde, la dedicamos a recorrer algunos de los pueblos más bonitos de Cantabria que nos quedaban en el tintero, como Riocorvo, Cartes, y Tudanca, localidad que por cierto da nombre a la vaca más famosa de la zona.

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Y aún hubo tiempo para poder dar una vuelta por el bosque de secuoyas que se encuentra en las proximidades de Cabezón de la Sal, un sitio bastante sorprendente.

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Día 4. Mirador Collado de Llesba-Cueva de El Soplao- Santillana del Mar

Este día dejábamos nuestro campamento base en Potes para dormir durante las siguientes noches en otro de los pueblos más conocidos de Cantabria, Santillana del Mar, nuestro siguiente punto de partida para recorrer la zona.

Así que antes de abandonar del todo Potes y los Picos de Europa, nos acercamos a conocer el Mirador del Collado de Llesba, un mirador adornado con la escultura de un oso y desde el que se obtienen unas vistas maravillosas de los Picos de Europa. Pese a la subida de la carretera y las posibles vacas que se te cruzan por la carretera, es un lugar que merece muchísimo la pena.

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Tras él, tocaba una de esas visitas obligatorias cuando uno recorre Cantabria, que no es otra que la visita a la Cueva de El Soplao, una vieja mina que guarda en su interior una de las cuevas más grandes y sorprendentes de Europa. Un espacio natural único, que ya conocía de mi anterior viaje a Cantabria, y que me apetecía muchísimo volver a visitar. Por cierto, si vais a visitarlas, mejor reservar por internet, porque las entradas suelen estar agotadas, y es mucha la gente que se planta allí sin entrada y a la hora de llegar a la taquilla se tienen que dar media vuelta y volverse para casa. Así que si las visitáis (totalmente recomendable), podéis comprar las entradas con antelación para evitaros sustos.

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Tras la visita a El Soplao, pusimos rumbo a Santillana del Mar, la que dicen que es la villa de las tres mentiras (ni Santa, ni llana ni tiene mar), y uno de los pueblos más conocidos y bonitos de Cantabria, para poder recorrerla al atardecer, aunque eso si, llena de gente. Lo bueno de pasar la noche allí es que podríamos madrugar al día siguiente para verla sin turistas.

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Día 5. Santillana del Mar-Suances-Laredo-Santoña-Mejores playas

Tocó madrugar para darnos el caprichazo de recorrer Santillana del Mar sin gente, pero cuando uno hace algo a gusto, no importa el esfuerzo. Tras visitar esta joya en soledad, y sin cruzarme tan apenas con nadie por sus calles, pusimos rumbo a nuestra primera parada oficial del día, Suances, un pueblo de costa en el que sobre todo queríamos ver su famosa playa de los locos, considerada una de las mejores playas de Cantabria.

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Tras Suances, visitamos otro de los pueblos de costa más conocidos de Cantabria, Laredo, y tras él, Santoña, conocida mundialmente por sus anchoas.

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El resto del día lo dedicamos a conocer algunas de las playas más bonitas de Cantabria, como la de Liencres, la de Mogro, la playa de Arnía o la de Langre.

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Día 6. Comillas-San Vicente de la Barquera- Oyambre

La primera visita del día fue a Comillas, otro de los pueblos más famosos de Cantabria, donde recorrimos el casco viejo del pueblo e hicimos algunas de las visitas típicas de la localidad, como el Palacio de Sobrellano, el Capricho de Gaudí o su afamado cementerio.

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La segunda parada del día nos llevó a otro de los ilustres de Cantabria: San Vicente de la Barquera, para acabar el día disfrutando del parque natural de Oyambre, otro de los espacios naturales más bonitos de Cantabria.

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Día 7. Cabárceno-Liérganes

El se´ptimo día era el día del regreso, pero no por eso pensábamos dejar pasar la oportunidad de disfrutar de algunos rincones más de Cantabria. Empezamos el día visitando Cabárceno, el parque de la naturaleza. Una especie de «parque jurásico» de animales, donde viven en semilibertad. He de decir que lo recordaba mejor que lo vi, y que me dio la sensación de que algunas especies no tienen el espacio suficiente necesario. No creo que vuelva más, pues la buena impresión que tenía del sitio, se me vino un poco abajo.

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Aun así echamos en Cabárceno gran parte del día, pero antes de abandonar Cantabria, nos acercamos a conocer Liérganes, otro de los llamados «pueblos más bonitos de España», y la verdad que es una gozada. Pequeñito pero lleno de encanto, y con una curiosa leyenda entre sus habitantes, la del hombre pez., siendo Liérganes el punto y final a nuestra ruta por Cantabria de una semana, un destino fácil, cercano y lleno de encanto, al que estoy seguro que volveré muy pronto.

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