Viaje en el tiempo por la ciudad de Zaragoza

Por alguna extraña razón tendemos a viajar y a explorar lugares muy lejanos pero pocas veces nos detenemos en los que tenemos más cerca, así que hoy vamos a romper esa mala costumbre y a presentaros la ciudad de Zaragoza, pero no desde una perspectiva tradicional, enumerando las principales atracciones turísticas, sino realizando un viaje en el tiempo y recorriendo la ciudad desde su fundación allá por el año 14 a.C. y de la mano de un señor llamado César Augusto que solo fundó la ciudad sino que además le dejó su nombre: Caesaragusta. Esto no sería un dato relevante de no ser porque estamos ante la única ciudad que lleva el nombre completo de un emperador romano.

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En recuerdo de esta fundación conservamos con orgullo una copia en bronce de la imagen más famosa, algo así como un retrato oficial, de este emperador, el Augusto de Primaporta. Y ¿Cómo llegó hasta nuestras manos, humildes zaragozanos? Pues bien, fue un regalo que Mussolini hizo a todas las ciudades que habían sido fundadas por este emperador.

Sin embargo, no se trata del único recuerdo de época romana que conservamos en Zaragoza. Gran parte de nuestro trazado urbano actual conserva las líneas romanas y, además se pueden visitar algunos monumentos como el Museo del Foro Romano, en la plaza de La Seo, el Puerto Fluvial, muy cerquita de este, el Teatro Romano, en la calle San Jorge o las Termas públicas.

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Todos ellos están bastante bien conservados, en especial el teatro, del que se puede ver perfectamente la estructura de la cavea en opus caementicium. Y si visitamos el museo entenderemos, además, muchos secretos sobre la forma de vivir estos espectáculos por los romanos.

Si seguimos nuestro viaje en el tiempo la siguiente parada sería la época de dominio musulmán, entre los siglos VIII y XII y, aunque muy modificado por el tiempo, el Palacio de la Aljafería o “Palacio de la Alegría” como era conocido en su época, es la muestra más importantes de este periodo y el vestigio musulmán situado más al norte de la Península Ibérica. Fue palacio de recreo de los reyes de la taifa de Zaragoza pero a lo largo del tiempo ha tenido numerosos usos. Fue residencia de los Reyes Católicos durante sus estancias en Aragón, cárcel y cuartel militar, hasta llegar a convertirse a lo que es hoy en día, sede de las Cortes de Aragón.

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El domino musulmán acabó con la reconquista de la ciudad por Alfonso I “El Batallador” en 1118 y de quien hoy en día hay una bonita escultura en el parque José Antonio Labordeta.

En aquel momento no había dinero suficiente para construir una nueva catedral, por lo que la mezquita de la ciudad se convirtió en lugar de culto y con el tiempo este edificio se convertiría en una de las catedrales de Zaragoza, una de las pocas ciudades que cuenta con el privilegio de tener más de una catedral.

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Por los alrededores de La Seo se conservan todavía muchas huellas de la ciudad medieval, palacetes del siglo XV, el trazado de las calles y rincones con mucho encanto como el Arco del Deán, uno de los lugares favoritos de muchos zaragozanos. Es toda una delicia pasear por estas calles en las que casi casi se pueden sentir los carros de antaño y no es de extrañar que sea en este lugar donde cada año se celebre el mercado medieval.

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Que la ciudad fuera reconquistada no quiere decir que se perdiera todo el saber hacer constructivo y decorativo de los musulmanes, al contrario, los maestros mudéjares fueron contratados para levantar alguna de las iglesias de la ciudad como la iglesia de San Gil Abad, el muro de la parroquieta de La Seo o la Iglesia de San Pablo, que constituyen los vestigios más importantes de arte mudéjar de Zaragoza.

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La siguiente parada de nuestro viaje es El Pilar, uno de los monumentos, si no el más, visitados dela ciudad ya que en él, además de las maravillosas pinturas de Goya o el retablo mayor de Damián Forment se encuentra la Virgen del Pilar, patrona y símbolo indiscutible de la ciudad. Como ya decía Mariano de Cavia “En Aragón el que no cree en Dios cree en la Virgen del Pilar”.

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Aunque el aspecto actual de la plaza del Pilar data de época moderna, siempre ha sido esta la plaza de las catedrales ya que se cree que tradicionalmente existió en este lugar un templo más o menos importante dedicado a la Virgen que según cuenta la tradición se apareció al apóstol Santiago un dos de enero y le animó a seguir con su tarea evangelizadora en Hispania entregándole para ello un pilar sobre el que fundar su templo.

Desde la plaza del Pilar se abre una importante arteria comercial, la calle Alfonso que se planeó ya en el siglo XIX con unos cuidados criterios estéticos. Si os fijáis, además de ver preciosos y cuidados edificios todos respetan las líneas de fuga y de impostas así como la misma altura para no romper con la estética de la calle.

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Después llegaremos al Coso, donde se conservan algunos edificios de la Edad Moderna característicos del Renacimiento aragonés y a la plaza de España desde la que se abre un bulevar con aire afrancesado, el Paseo de la Independencia y cuyo trazado es resultado de la influencia francesa de principios del siglo XIX. Aunque hablando de influencia francesa, hay que destacar el papel de la ciudad de Zaragoza en la Guerra de la Independencia y de su heroica resistencia a dos sitios de las tropas francesas tras los cuales algunos monumentos como el convento de Santa Engracia quedaron destrozados.

Del siglo XIX y en las zonas que configuran el ensanche de la ciudad en aquella época se conservan también bonitos edificios modernistas como el Mercado Central, que todavía hoy conserva su función, o el palacio de Larrinaga, un poco más a desmano del centro de la ciudad, pero muy bonito.

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El siglo XX nos deja importantes vestigios, pero sobre todo un crecimiento enorme de la ciudad. Debemos ir a la zona de la Universidad y Plaza San Francisco para ver algunos de ellos como el Parque José Antonio Labordeta, el Auditorio o el estadio de fútbol de la Romareda.

Por último el siglo XXI también ha enriquecido, y mucho, la ciudad debido, sobre todo, a la celebración de la Exposición Internacional del Agua en 2008 cuyos monumentos más representativos son la Torre del Agua y el Pabellón Puente. Igualmente, la construcción del tranvía ha aportado gran movilidad al centro de la ciudad y continuará haciéndolo en los próximos años.

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Hasta aquí el viaje en el tiempo por la ciudad de Zaragoza, un recorrido largo y lleno de vestigios que acercan el pasado hasta nuestros días. Sé que se quedan muchas cosas en el tintero, pero esas habrá que venir a descubrirlas poco a poco.

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2 Responses to Viaje en el tiempo por la ciudad de Zaragoza

  1. Qué forma tan original de repasar lo que ofrece la ciudad! Cuando estuve en Zaragoza el año pasado no pude ver por dentro el Palacio de la Aljafería y mira que me pesa, al igual que el Foro o las Termas (solo pude ver el Museo del Foro porque el resto estaban cerrados), así que eso significa una futura visita en cuanto pueda =) Un saludo!

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