Lo bueno de vivir en Bélgica durante un año es que tienes 50 fines de semana libres para poder recorrerte el país viajando en tren a mitad de precio ya que en Bélgica los trenes valen un 50 % menos durante los fines de semana, como manera de aumentar el turismo entre ciudades.

Aprovechando estas ofertas, un finde decidimos marcharnos a conocer Mechelen, mas conocida como Malinas para los españoles. Mechelen es una ciudad de unos 80000 habitantes, situada a unos 25 kilómetros de Bruselas, y muy cerca de la otra gran ciudad belga, Amberes.

El centro de la ciudad no tiene pérdida. Sólo hay que levantar la vista y andar hacia la torre alta que se ve. Esta torre es la catedral de San Romualdo, y sin duda es el símbolo de la ciudad. A lo que llegas a las inmediaciones de la torre, descubrirás una preciosa Grote Markt de suelo adoquinado y pequeños jardines en el que dos edificios brillan con luz propia.

Por un lado el Ayuntamiento, un edificio del siglo XIV, situado en el antiguo edificio de los comerciantes téxtiles. Un edificio muy llamativo debido a la multitud de adornos que tiene. El Ayuntamiento se puede visitar por dentro mediante visitas guiadas.

El otro edificio es, como no podía ser de otro modo, la catedral de San Romualdo con su gran torre de 97 metros de altura, y sus dos carrillones de 49 campanas cada uno.

La catedral es de estilo gótico, aunque debido a la duración de su construcción a lo largo del tiempo, tiene algunos acabados de otro estilo.

Su entrada es gratuita, y en su interior se encuentra una de las escuelas de carrillón más importantes del mundo.

Fuera, a los pies de la catedral, podemos encontrar una réplica de la torre hecha en metal a escala mucho más pequeña y con todo lujo de detalles.

Mientras recorremos la ciudad vamos comprobando que es cierto lo que nos habían avisado sobre Malinas. La ciudad está llena de iglesias. Tal vez por el frio o tal vez por el agua nieve que caía aquel dia, decidimos entrar a ver varias. Algunas son muy normalitas, pero otras guardan grandes tesoros en su interior.

Ese es el caso de la iglesia de San Juan, en cuyo interior pudimos ver el famoso retablo de Rubens de La Adoración de los Reyes Magos. Este no es el único retablo de Rubens que podemos encontrar, ya que la iglesia de Onze-Lieve-Vrouw over de Dijle (Bufff…casi no lo digo…) tiene otro en su interior. Sólo por estas dos obras de Rubens, las visitas a estas iglesias son imprescindibles. Por cierto, la entrada también es gratuita (al menos de momento).

La ciudad tiene mucho de historia que contar. Felipe el Hermoso y Juana la Loca rondaron por aqui… y la ciudad fue sede de la corte del estado Borgoñón en su época de máximo apogeo, coincidiendo cuando Margarita de Austria fue nombrada gobernadora del Ducado de Borgoña primero, y después, de los Países Bajos. Todavía se puede ver el palacio de Margarita de Austria, hoy, el actual Tribunal de Justicia de la ciudad.

Caminando por el centro encontramos uno de los letreros indicadores de dirección más bonitos que he visto últimamente, y que no podía faltar en este blog por su originalidad, y porque es bonito, bonito… Además indica dos de las joyas de la ciudad, la Grote Markt, y el  Busleyden, un palacio renancentista de visita obligada.

Además, y esto va, para los futboleros, la ciudad cuenta con uno de los equipos más laureados de Bélgica, el RKV Mechelen, uno de los equipos de fútbol más antiguos de Bélgica y un clásico de las competiciones europeas de finales de los ochenta, él cual llegó incluso a tener cierto nombre en Europa al proclamarse campeón de la Recopa y de la Supercopa de Europa en 1988.Por cierto, tiene en sus vitrinas hasta un Trofeo Gamper.

En definitiva, una ciudad que vale mucho la pena, aunque quizá no sea de las que más suenan del país…. Si tenéis la oportunidad, siempre podéis hacer una parada por aqui y dejaros seducir por la magia de Malinas.

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