El último día del blogtrip  por Cantabria Infinita seguía teniendo la agenda llena para variar. Por la tarde salía nuestro avión para Madrid, así que toda la mañana estaba llena con la últimas visitas del viaje, visitas muy interesantes.

A primera hora teníamos una cita con la historia. El museo de Altamira nos esperaba con los brazos abiertos para ver sus pinturas. Una reproducción exacta de la cueva nos permite ver y pasear por el interior de la cueva de Altamira, 18000 años atrás.

La pena es que no dejan realizar fotografías, ni tan siquiera a nosotros que entramos como grupo de prensa.La cueva original lleva cerrada al público mucho tiempo, ya que tanta visita estaba causando grandes defectos en ella, aunque en un futuro próximo volverá a abrir sus puertas, aunque limitando muchísimo las visitas.

 Tras la visita al museo de la cueva de Altamira, conocimos otra de las joyas que guarda Cantabria: Santillana del mar, conocida como la villa de las tres mentiras, ya que ni es santa, ni es llana ni tampoco tiene mar.

Su casco antiguo está muy bien conservado y está formado por pequeñas calles adoquinadas repletas de pequeñas tiendas donde comprar artesanía o productos típicos cántabros como sobaos pasiegos, embutidos de ciervo o anchoas de Santoña. Es sin duda el lugar ideal para realizar las compras puesto que hay muchísimas tiendas donde elegir.
Destaca su Colegiata, uno de los monumentos románicos más importantes de Cantabria y sin duda una foto obligada si se visita la localidad.

Una vez finalizada la visita a Santillana del mar, le tocaría el turno a uno de los pueblos más bonitos de Cantabria: Bárcena Mayor

Un pequeño pueblo escondido entre montañas y por el que los años no pasan. Si lo que quieres es hacer un viaje al pasado éste es tu sitio. Bárcena Mayor muestra todo el encanto de la Cantabria rural.

La verdad que pasear por sus rincones se hace algo mágico: las casas de piedra, las calles empredradas, la leña recién cortada a la entrada de las casas, el olor a naturaleza y la sensación de libertad y tranquilidad hacen de este lugar un paraje único para los hombres de ciudad. Se dice además que Bárcena Mayor es uno (sino el primero) de los pueblos más antiguos de España, y esa esencia, de verdad que hoy en día sigue bien presente.

Nuestra visita a Cantabria llegaba a su fin, pero antes había que coger fuerzas para el viaje de regreso. La comida fue en el restaurante Casa Nacho, en Ruente, un pequeño pueblo muy próximo a Cabezón de la Sal.

Nacho nos había preparado un menú donde no faltaba de nada, y donde probaríamos platos típicos de la zona como el famoso Cocido Montañés o la carne de la vaca Tudanca autóctona de la zona.

Tras la comilona era hora de volver a Santander, pero esta vez y muy a nuestro pesar no volvíamos al hotel, sino al aeropuerto. Nuestro tiempo por Cantabria se agotaba y era hora de volver a casa.

Han sido unos días de aventura maravillosos con una gente increíble  Se formó un grupo muy majo en una tierra donde todos nos hemos sentido como en casa. Cantabria nos mostró muchos de sus encantos. Otros se quedaron pendientes para la próxima ocasión.

Desde aquí sólo os puedo invitar a visitar Cantabria, una tierra donde el azul del mar y el verde de los montes se mezclan formando paisajes alucinantes, con una gente encantadora y una gastronomía para chuparse los dedos. Y es que no le falta de nada a esta «tierruca.»

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